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El conocimiento de la ignorancia.
Me doy cuenta, una vez más, de lo
poco que sé, y ello me hace recordar la vieja historia que Sócrates contó por
primera vez en su juicio. Uno de sus jóvenes amigos, un miembro del pueblo de
nombre Querefon, había preguntado al dios Apolo en Delfos si existía alguien
más sabio que Sócrates, y Apolo le había contestado que Sócrates era el más
sabio de todos. Sócrates halló esta respuesta inesperada y misteriosa. Pero,
después de varios experimentos y conversaciones con todo tipo de personas,
creyó haber descubierto aquello que el dios había querido decir; por contraste
de todos los demás, él, Sócrates, se había dado cuenta de lo lejos que estaba
de ser sabio, de que no sabía nada. Pero lo que el dios nos había querido decir
a todos nosotros era que la sabiduría consistía en el conocimiento de nuestras
limitaciones y, lo más importante de todo, en el conocimiento de nuestra propia
ignorancia. Creo que Sócrates nos enseñó algo que es tan importante hoy en día
como lo fue hace 2400 años. Y creo que los intelectuales, incluso científicos,
políticos y, especialmente, aquellos que trabajan en los medios de
comunicación, tienen hoy la imperiosa necesidad de aprender esta vieja lección
que Sócrates trató en vano de enseñarnos. ¿Pero es eso cierto? ¿No sabemos hoy,
acaso, muchísimo más de lo que sabía Sócrates en su época? Sócrates tenía
razón, debe admitirse, al ser consciente de su ignorancia: en efecto, él era
ignorante sobre todo si lo comparamos con lo que sabemos hoy en día.
Efectivamente, el reconocer su ignorancia fue un gesto de gran sabiduría por su
parte. Pero hoy se dice que nuestros investigadores y científicos
contemporáneos no son simples buscadores, sino también descubridores. Porque
saben mucho: tanto que el gran volumen de nuestro conocimiento científico se ha
convertido en un grave problema; los nuevos descubrimientos se publican a tal
velocidad que es imposible que nadie pueda estar al día. ¿Podría ser que
incluso ahora debamos seguir construyendo nuestra filosofía del conocimiento
sobre la tesis de Sócrates de nuestra falta de conocimiento?
POPPER, Karl. El conocimiento de
la ignorancia. En: Polis, Revista de la Universidad Bolivariana, Santiago,
Chile. Vol 1, No. 001 (2001).
1. Al reconocer su ignorancia,
Sócrates tuvo un gesto de
A. debilidad. B. sinceridad. C. grandeza. D.
sabiduría.
2. Para el autor, el conocimiento
científico se ha convertido en
A. una ayuda. B. un matiz. C. un lastre. D.
una alegoría.
A. reconocer el valor de la sabiduría.
B. reflexionar sobre nuevas metas
para el conocimiento.
C. constatar el avance del conocimiento
científico.
D. reevaluar las limitaciones del
conocimiento personal.
4. La narración que Popper
elabora acerca de Sócrates tiene por finalidad
A. sentar las bases del
conocimiento desde la Grecia clásica.
B. reflexionar sobre el avance del
conocimiento desde la Grecia clásica hasta la actualidad.
C. señalar que los filósofos son incapaces de
conocer.
D. hacer referencia sobre la humildad frente
al conocimiento.
5. Según el análisis del autor, la diferencia
entre el conocimiento griego y el actual reside en
A. diferencias cuantitativas de conocimiento
general.
B. igualdad en la ignorancia general de los
filósofos.
C. ampliación de los problemas cognitivos de
la población.
D. diferencia en el sistema
filosófico de conocimiento.
6. La expresión “por contraste”
podría ser reemplazada por
A. en armonía.
B. en concordancia.
C. como contrapropuesta.
D. en contrapunto.
7. La propuesta de Karl Popper está dirigida a
A. los políticos, senadores y gobernantes.
B. las reinas de belleza y presentadoras de
televisión.
C. todos nosotros, en especial
las figuras públicas.
D. científicos y comentaristas
deportivos.
8. Según Popper, Sócrates nos ha
dado una gran enseñanza que radica en
A. valorar la opinión de los
dioses.
B. reconocer la importancia del
conocimiento científico.
C. implementar un sistema de conocimiento científico.
D. reconocer nuestras limitaciones.